lunes, 9 de febrero de 2009

Horas perdidas

Aquel día triste y lluvioso que buscaba la camisa vieja
que comenzaba con ese libro de Villalonga
ese fue el día que organizé la cena secreta
en la que estaban unos pocos escogidos.
A traves de esa ventana alta comtemplaba aquellos cangrejos
donde Catalina La Grande y Julio Verne se los disputaban
es dificil entonces imaginar esa isla misteriosa y más aun contemplar al Greco.
Atracaremos en ese puerto, buscaremos el tesoro viejo
tomaremos café en el peñalba y descubriremos el Madrid de Umbral.
Esta noche no leyamos a Unamuno, invitame a cenar y regalame un anillo caro
eso es todo lo que deseo, realmente es todo lo que hoy necesito.

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Juegatela un poco, valiente.