Tengo una premonición, mi sentido de la infancia sigue siendo perfecto, aun se conserva optimista y sobrevalorado, supongo que ha sido hoy cuando he pensado en una razón de peso y ella termina siempre por encontrarme.
Cuando era niño no existían los móviles, tampoco internet así que cuando quería contactar con algún amigo le llamaba por teléfono y si en ese momento no estaba salía a la calle a buscarlo, pues bien, eso es lo que a mi me sucede con Carlos y sus canciones.
El señor Madrid deambula como un torbellino, algo enérgico, acelerado inconscientemente por las calles en busca del significado de las palabras que escribe, es algo complicado entrar en su mundo, se mueve como pez en el agua en el área y no es difícil sentirte a veces como un defensa de segunda tratando de atrapar a Messi pero si llegas a conectar aunque sea un minuto con su música vale la pena toda la noche y todas las copas que has compartido con su mirada inquieta y nerviosa.
Su álbum debut huele a letras maduras cargadas de frases inconexas, se intuyen ciertos fracasos personales y el billete de ida de una cierta disconformidad con las normas y lo convencional, se nota cierto sentido nihilista y algo esperanzador en su búsqueda de la damisela de la barra de bar, aquella que quieres llevarte a casa y que te deja a dos centímetros de ti.
No iba a juzgar mucho tu música porque no soy “Carlos Raya”, para mí que los músicos que han estado jugando contigo son maravillosos y el disco suena de pm, quizás porque ya era hora de que el myspace diera sus frutos y porque solo el trabajo y el sentido común podían decir que el talento lleva tu nombre. . Temas como “campeones….”, “Demasiadas expectativas”, “Los amores ridículos” y “Sobre escaleras y sitios raros” tienen mucha fuerza y me ha sorprendido “Tristura”, pura esencia y estilo “Madrid”.
Hablaba “Fernán Gómez” que su vida no hubiera sido lo mismo sin whisky, que las mejores cosas que recordaba haber hecho estaban adulteradas con esta sustancia, yo pienso algo similar, es de sobra conocida mi admiración por este chico, aunque le fastidie un poco “Campeones de Invierno” huele a comercial, le he mostrado la música de Carlos a gente que no tiene ni puta idea de quien es “Leonard Cohen” y encima les ha gustado, es como saborear un whisky de once euros, un ballantines de esos de los sábados, de los que mezclas con coca cola, de los que sientan tan bien y de sobra sabes que eso es fantástico y sino al tiempo, no pasa nada……